jueves, 6 de octubre de 2011

Sonic youth, el nacimiento de una estrella fugaz.


< Dentro de poco cumplirán treinta años en activo, no sé cuántos discos han sacado (¿alrededor de veinte?), tampoco sé qué dicen sus letras (mi inglés es muy precario); sólo puedo deciros que, desde que los escuché por primera vez en los 90, soy su rehén. Con Sonic youth me pasa lo que con pocos grupos me ha ocurrido: su música estaba dentro de mí antes de escucharla, me define. Durante muchos años llevé una camiseta que llevaba escrita la siguiente cita de Nietzsche: "Es imprescindible el caos para dar a luz una estrella fugaz" (no es literal). No se me ocurre mejor forma de retratar qué es Sonic Youth.  Camino del instituto escucho Sonic nurse, uno de sus últimos discos,  suenan más pausados, menos rabiosos, pero lo han vuelto a hacer, han vuelto a hacer algo nuevo, no han dejado de crecer. En los días siguientes corro a escuchar todo lo que tengo de ellos y me reencuentro con una obra colosal, con los muros de guitarras que se enlazan, que se enredan hasta convertirse en selva; con la salvaje electricidad convertida en melodía perfecta, me vuelve a seducir la lúbrica voz de Kim Gordon, las canciones crecen hacia rutas inesperadas, siempre aguarda algo nuevo en el transcurso de un minuto, una canción lánguida puede acabar siendo un vendaval caótico (¿se parece esto o no, .a eso que llaman alma?). Los señores del caos, los buscadores de afinaciones imposibles, de nuevas sonoridades cantan ahora para mí, Teenage riot, tema inicial del inconmensurable Daydream nation, y yo  me vuelvo a acordar de mi vieja camiseta de Nietzsche.
Un consejo: quien se quiera iniciar en la aventura sónica puede probar con un recopilatorio impecable del 2009, que recoge canciones de casi todos sus discos y etapas. Se llama Hits are for squares, merece la pena.